Jurásico en la Sierra de la Demanda. 13 noviembre 2011

El Norte de Castilla

Enclavada en las estribaciones de la Sierra de la Demanda, Salas de los Infantes (sureste de Burgos, 2.100 habitantes) es un territorio privilegiado para investigadores y aficionados al mundo perdido de los dinosaurios. 

Esta comarca, 130 millones de años atrás, estaba poblada por colonias de Saurópodos, Terópodos, Ornitópodos y Tireóforos que pastaban o se devoraban entre ellos en un clima y una flora subtropical. La teoría más aceptada entre los científicos atribuye al impacto de un meteorito el desastre climático que provocó hace 65 millones de años la extinción progresiva de la especie en todo el planeta.

La vida de esa época remota ha quedado minuciosamente registrada en 265 yacimientos diseminados por toda la comarca. Al menos cien de ellos guardan restos de dinosaurios y de fauna diversa que merodeó por el terreno hace 130 millones de años. En este escenario, para ubicarse en el tiempo es posible prescindir de ayudas tan evocadoras como las imágenes del filme 'Parque Jurásico' de Steven Spielberg. Basta con recorrer el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes para comprobar por qué este lugar es un testigo vigente de ese remotísimo pasado.

Este centro acaba de cumplir diez años de existencia como referente investigador en una zona privilegiada en fósiles y huellas de saurios y en este tiempo ha recibido más de cien mil visitas de forofos de la dinomanía, además de expertos nacionales y extranjeros en busca de descubrimientos ocultos bajo capas de tierra.

La gestación del museo comenzó hacia 1975. Un grupo de lugareños fascinados por el aura de misterio que rodea al mundo de los saurios puso en marcha el Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salas. La entrada en vigor de la Ley Nacional de Patrimonio Histórico y Artístico en 1985 transformó la actividad de los aficionados, que dejaron de hacer las prospecciones de campo y las excursiones se redujeron a la búsqueda de yacimientos de huellas de dinosaurios. A partir de entonces, ordenar y catalogar materiales recogidos fue su ocupación primordial. Los trabajos de rastreo arqueológico les llevaron a recopilar abundantes restos óseos y fósiles de dinosaurios hasta hacerse con una valiosa colección que donaron al Ayuntamiento.

 A cambio, la administración local habilitó un local donde guardar y exponer el patrimonio arqueológico para darlo a conocer a la ciudadanía. «La colección no la integran solo piezas de dinosaurios, sino material arqueológico que permite hacer un repaso cronológico desde el Paleolítico inferior a la Edad Media», cuenta Sergio Urién, técnico del Museo de Dinosaurios.

Encajado en las estrecheces de un inmueble en la Plaza Mayor, el museo custodia más de cinco mil piezas de todos los grupos de dinosaurios y restos coetáneos de fauna y flora, un conjunto expositivo que permite bosquejar una composición certera de cómo era la zona en el Cretácico Inferior, hace 130 millones de años. La falta de espacio en el museo constriñe la exposición a unas trescientas piezas, entre las que no faltan dientes, garras, costillas, espinas dorsales, tibias, fémures, vértebras, espolones o fósiles de huevos de crías.
Uno de los paneles narra la historia de la vida a cámara rápida y resume 4.600 millones de años en 12 meses con la simulación de un calendario según el cual la Tierra se formó el 1 de enero, en marzo aparece la vida; en agosto, las primeras células con núcleo; el 10 de noviembre, los invertebrados; el 12 de diciembre, el reinado de los dinosaurios y el 25 del mismo mes su extinción. La aparición 'recientísima' del Homo Sapiens se sitúa en este contexto el día 31 de diciembre a las 23:37 horas.

Aunque su colección es considerada una de las más completas del país, y en géneros y especies de dinosaurios pasa por ser «una de las renombradas de Europa», según los responsables del museo, desde hace varios años se está a la espera de un proyecto en colaboración con la Junta de Castilla y Léon para construir un nuevo edificio en una parcela con el fin de acomodar la colección en unas instalaciones acordes a su importancia científica y, por añadidura, consolidar el centro como principal referente turístico de la zona.

«Hay piezas interesantes, únicas», cuenta Sergio Urién con un orgullo que no limita a los restos de saurios y extiende a la flora del lugar, con muestras fósiles de coníferas contemporáneas a la aparición de los mamíferos. «Este es un tronco fósil de Benetital, una especie de palmera enana, evidencia del entonces clima subtropical de la zona, nada que ver con las variaciones de temperatura estacionales de ahora». Restos de cocodrilos, tortugas y peces del Mesozoico dan fe del ecosistema que los saurios compartían con otras especies animales en la actual Sierra de la Demanda. Desde 19 países han recalado en el museo 175 trabajos de ilustraciones científicas que recrean imágenes del mundo perdido de los dinosaurios a través de dibujos, pinturas o diseños digitales en un concurso que ha alcanzado su tercera edición. A Rusia y a Ucrania han ido a parar los tres primeros premios a las mejores recreaciones.
Los programas de divulgación científica y el diseño de documentos didácticos para colegios e institutos convierten el museo en algo vivo que rebasa la función expositiva. Su director, Fidel Torcida, comenta que la investigación es uno de los cometidos esenciales del centro gracias a la colaboración y el apoyo de especialistas. «Hay una cantidad de producción científica salida de aquí». Una decena de expertos en geología, biología y paleontología aseguran la labor investigadora de un término plagado de yacimientos con posibilidades científicas formidables.

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León se fundó en 2004 -promovida por el Ayuntamiento de Salas de los Infantes y el Colectivo Arqueológico-Paleontológico- con el fin de dar a conocer un patrimonio de la comunidad que se concentra en Burgos, Soria, y con menor intensidad en Segovia y Palencia. Todo un patrimonio que está a la espera de su eclosión como icono con hechizo turístico en un entorno natural espectacular.