Museo de Dinosauros, sí pero no de cualquier manera. 20 febrero 2011

Diario de Burgos

Tribuna local

Museo de Dinosauros, sí pero no de cualquier manera

Somos ambiciosos con este proyecto, porque somos plenamente conscientes de su valor y de su enorme potencial científico, turístico y de desarrollo económico del territorio

Fidel Torcida Fernández-Baldor

Hace escasos días el director general de Patrimonio, don Enrique Saiz, ha realizado unas declaraciones sobre el futuro museo regional de dinosaurios en Salas de los Infantes que han causado una gran frustración entre los miembros del equipo científico del actual museo y de muchas personas de Salas de los Infantes. Después de más de siete años de promesas en los que no ha habido ningún avance real, la Consejería de Cultura solo puede ofrecer para 2011 el copago de una parcela privada, de limitadas dimensiones, como ubicación del futuro museo. La elección de la parcela parece estar impuesta por Valladolid en contra del acuerdo unánime del pleno del Ayuntamiento salense de enero de 2010, y del apoyo técnico del Colectivo Arqueológico-Paleontológico y del Museo salense.
Después de su entusiasta apoyo a la parcela que en su día propuso el Ayuntamiento, el señor Saiz se decantó en marzo de 2010 por otra de pésimas características y, finalmente, por la opción apuntada últimamente. ¿Resultado? La posible ubicación de una instalación singular para la Sierra de la Demanda, y de trascendencia para toda la región, en una especie de patio de manzana (el paisaje que la rodea son las traseras de varios edificios de viviendas), con nulas expectativas de crecimiento en el futuro y con un acceso estrecho y tortuoso, a no ser que desarrollaran otros accesos que supongan cambiar el PGOU de Salas, lo que provocaría un retraso añadido a la construcción del museo.
Porque hablamos de un proyecto de Museo Regional de Paleontología, tal como ha asumido el Sr. Saiz en público en varias ocasiones. ¿Un proyecto regional que solo se valora en 2 ó 3 millones de euros? Es poco creíble: fíjense en otros museos regionales construidos por la Junta de Castilla y León, cuyo coste multiplica por varios enteros esa cifra. O fíjense en los dos centros de interpretación que se están levantando en Atapuerca e Ibeas de Juarros: 4 millones de euros cada uno, de momento. La duda que surge entonces es si la Administración Regional quiere construir un museo (con espacios expositivos, de investigación, de preparación-conservación de fósiles, de replicado, de documentación, almacenes, didácticos, etc.) o un simple centro expositivo sin actividad investigadora. Y esa indefinición no la ha resuelto el señor Saiz, pues habla de un proyecto que nadie conoce y para el que no se ha consultado con el equipo científico que trabaja en Salas desde hace décadas.
Parece que se ha optado por levantar la casa por el tejado: primero se dan varios rodeos para no aceptar la parcela propuesta por el ayuntamiento serrano, luego se habla de un presupuesto fantasma y finalmente ¡ya se verá qué proyecto hacemos! O incluso se obvia el mantenimiento del futuro museo, cuando el propio director general de Patrimonio no puede olvidar los compromisos de que la Junta de Castilla y León aportará fondos anualmente para garantizar ese objetivo.
La gestión que se ha realizado desde Valladolid con el patrimonio de dinosaurios en Castilla y León a lo largo de estos años no es precisamente brillante. No solo se está posponiendo el museo salense, también se ha cerrado el centro de interpretación de la Ruta de las Icnitas en Villar del Río (Soria) o se mantiene en el sueño de los justos el yacimiento de icnitas de Costalomo (candidato a Patrimonio Mundial y admirado por paleontólogos de todo el mundo como un yacimiento excepcional en el planeta).
Y es que nos asalta otra incertidumbre, precisamente si la Consejería de Cultura está a la altura de las circunstancias. En el museo salense se conservan fósiles únicos en el mundo, alberga en conjunto una de las mejores colecciones de dinosaurios de España, y en su entorno hay más de 260 yacimientos paleontológicos inventariados, que suponen un patrimonio de enorme valor necesitado de una gestión adecuada. Lo lógico sería desarrollar un proyecto que abarque todas las necesidades de investigación, estudio, conservación y divulgación del museo y de los yacimientos, tal como se ha hecho o se está haciendo en otras comunidades autónomas de España cuya apuesta por este patrimonio les está dando resultados envidiables (millones de visitantes en La Rioja, Asturias y Aragón, y una producción científica de calidad, promovida y financiada con generosidad y visión de futuro).
Señor director General de Patrimonio: sí, somos ambiciosos con este proyecto, porque somos plenamente conscientes de su valor y de su enorme potencial científico, turístico y de desarrollo económico del territorio. Y no ha disminuido nuestro entusiasmo por él, que se inició hace 35 años con el Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salas, y ha continuado con la apertura del museo salense hace 10 años y la constitución de la Fundación Dinosaurios más recientemente. Pero si toda esta actividad altruista, comprometida con nuestra tierra y muchas veces salpicada de sacrificios personales, termina en un proyecto decepcionante e insuficiente, tendremos que decir a la Junta aquello de: «para este viaje no hacían falta tantas alforjas». Son muchos millones de años de historia de la Tierra que no puede ser menospreciada por una urgencia inexplicable (¿electoral?).

(*) Fidel Torcida Fernández-Baldor es director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes