8 de marzo 2009. Diario de Burgos.Enrique Saiz, Director General de Patrimonio: Hemos presentado de nuevo la candidatura de las icnitas a Patrimoonio de la Humanidad

Diario de Burgos

Entrevista / Enrique Saiz / Director general de Patrimonio Cultural de la Junta

«Hay muchos ojos puestos en la Catedral y eso nos obliga a ser muy cautos»

Visión de futuro para cuidar el pasado. Enrique Saiz, vallisoletano de nacimiento (1962) pero pozano de adopción, está sentando las bases para una nueva forma de gestionar el patrimonio regional.

 
Jesús Javier Matías
R. Briongos / Valladolid

Los múltiples asuntos que tiene que abordar y el interés mediático que suscitan muchos de ellos obligaron a posponer la hora de la entrevista cuando los periodistas se encontraban ya en su despacho. Tenía cinco horas para aclarar las consecuencias de lo acordado en la última reunión de la comisión regional de Patrimonio, contestar a todas las preguntas de esta entrevista, comer y llegar a Madrid, donde debía participar en el consejo rector del Museo del Prado. Por extraño que parezca, le dio tiempo a todo y sin descomponer el gesto en ningún momento. Y no era ese un día excepcional.
Lleva ya seis años en el cargo. ¿Cómo se ha adaptado a él un arquitecto que se supone más preocupado por construir el presente que por preservar el pasado?
Con mucha satisfacción y mucho agradecimiento a quien ha confiado en mí para la responsabilidad de cuidad del patrimonio histórico de esta comunidad. Creo que mi formación como arquitecto me ha ayudado. Tengo que llevar a cabo un trabajo de gestión en el que hay que intervenir en un gran solar, que es Castilla y León, con unos recursos que son las disponibilidades presupuestarias y los bienes patrimoniales y donde el programa arquitectónico es el llevar a buen término el cuidado y el poner a disposición de los ciudadanos esos bienes.
¿No es un tanto frustrante ver la ingente cantidad de patrimonio que existe en Castilla y León y lo limitado del presupuesto para actuar en él?
No es frustrante si se tiene en cuenta esto y el reto en el trabajo consiste en hacer sostenible esa inicial desproporción entre recursos y objetivos. A ello se añade que el Patrimonio sigue creciendo y hoy se consideran bienes integrantes del patrimonio cultural objetos y vestigios que antes no lo eran, como el patrimonio industrial y etnográfico o la arqueología.
¿Y como se logra esa sostenibilidad de la que habla?
Sobre todo implicando a los colectivos de ciudadanos y profesionales que estando más próximos a los bienes, pueden tener un especial papel a la hora de gestionarlos. En Castilla y León somos pioneros en diseñar estrategias de intervención en el patrimonio en las que de entrada ya se cuenta con los agentes locales. Por ejemplo, toda la actuación de conservación del patrimonio industrial se hace de acuerdo con las Cámaras de Comercio.
¿En qué basan su criterio a la hora de apostar por intervenir en un bien o en otro?
Los objetivos superan siempre la capacidad económica y por eso en primer lugar se valora la calidad intrínseca del bien que se trata de proteger o de restaurar. Pero también la capacidad de gestión posterior a la restauración de ese bien. La Dirección General de Patrimonio siempre prioriza aquellos proyectos en los que hay más implicación de los agentes locales.
Hay siempre un tira y afloja. Desde muchos puntos se pide que se declaren BIC algunos monumentos, pero la Dirección General es excesivamente cauta con estas valoraciones ¿Es tan difícil encontrar un punto medio?
Esta es una cuestión de rigor. Hay que entender que el patrimonio cultural es un servicio público que tiene sus estrategias de planificación. El PSOE, por ejemplo, pide que se aumenten las declaraciones sin un criterio definido y declarar por declarar como quien nombra buen vecino a alguien está muy alejado del camino correcto. Nosotros queremos seguir las pautas de la Unesco, que solo efectúa declaraciones de Patrimonio de la Humanidad si la excelencia del bien está vinculada a una adecuada política de gestión y en ella participa también quien solicita tal declaración. Lo más fácil para nosotros sería declarar BIC cada fósil que sale de la Gran Dolina o de la Sima de los Huesos porque lo merecería y porque así lo hacen otras comunidades. Pero eso no tiene nada que ver con una política rigurosa.
¿Está prevista la declaración de algún BIC nuevo en la provincia de Burgos?
Sí, ahora mismo se está redactando el inventario de bienes de patrimonio industrial y de la arquitectura del siglo XX y ahí queremos potenciarlo. Está muy avanzado el expediente para declarar BIC las minas de manganeso de Puras de Villafranca.
¿Y la antigua escuela de Aparejadores?
En ese inventario de arquitectura contemporánea, que estamos haciendo junto con el Colegio de Arquitectos, además de hacer una lista de todos los bienes que tienen algún valor porque son representativos de una manera de hacer, de una época o de una tipología, buscamos dos o tres ejemplos con una especial significación y ahí podría entrar la vieja escuela.
¿Se implica de manera suficiente la empresa privada a la hora de colaborar en la restauración del patrimonio?
Esperamos que se implique más, pero ahí tenemos que hacer un trabajo por nuestra parte en el que también hay que innovar. Hay que dejar de llamar a las empresas para que simplemente nos den dinero para determinada intervención a cambio de dar publicidad a esa ayuda. El futuro pasa por hacer a la empresa copartícipe de una gestión que, además de darle oportunidad de aplicar una política de responsabilidad social corporativa, también la implique en un proceso de imagen como empresa responsable que le va a permitir implantarse en un territorio. Esto es lo que requiere el nuevo mecenazgo y lo hemos visto con ejemplos en Burgos, con el Banco de Santander y la iglesia de San Nicolás de Bari sin ir más lejos.
¿Se está notando también la crisis en este capítulo?
Estamos comprobando que cuando aplicamos este segundo tipo de mecenazgo, la inversión no decrece. Si es del tipo ‘dame dinero para restaurar esto’ se nota una crisis tremenda. Nosotros estamos consiguiendo fondos, pero para proyectos duraderos, a largo plazo y estables.
¿Ha olvidado ya la polémica por el traslado de los fondos del archivo de Salamanca?
Sí, esa es una polémica felizmente olvidada. Lo único positivo es que suscitó una reflexión interesante acerca de la relación entre el patrimonio cultural y los lugares en los que se ubica. Tenemos un proyecto ahora de traer bienes culturales de la comunidad que están fuera y en ese sentido, el caso del archivo de Salamanca jugó un papel importante para redefinir cuál era es la vinculación con el entorno.
Muchos municipios de Burgos se sienten expoliados por todos los bienes que ahora se exhiben en museos nacionales e internacionales. ¿Hay de verdad mecanismos para lograr su devolución?
En este tema cabían hasta ahora dos actitudes: la resignación y la protesta y ambas al final solo servían para ahondar en el desánimo. Lo que queremos nosotros es que se produzca la efectiva recuperación de esos bienes a través de las medidas que tanto técnica como jurídicamente sean posibles. En algunos casos se ha producido una recuperación física, acudiendo a una subasta como hicimos para comprar la piedra fundacional de un monasterio de Palencia, gracias a un acuerdo con el Ministerio de Cultura.
Ahí no hay ninguna novedad.
Bueno, pero junto a la compra directa estamos ensayando otras fórmulas. Es el caso de unas pinturas que fueron arrancadas de una ermita de Segovia y ahora están en el Museo del Prado. Más allá de enfrentarnos con ese museo para recuperarlas, lo que hemos hecho es llegar a un acuerdo para poner en marcha un proyecto cultural conjunto con el que hemos logrado, además de la restauración de las pinturas, su restitución virtual en la propia ermita.
¿Cómo?
Gracias a las nuevas tecnologías vamos a poder hacer una reproducción hiperreal de esas pinturas y vamos a instalarla en la ermita. De tal manera que el visitante puede ver cómo era ese templo antes de que fueran arrancadas las pinturas. Estamos también en conversaciones con coleccionistas privados que sabemos que tienen piezas de Castilla y León para tratar de recuperarlas.
Las ermitas están sufriendo ahora otros expolios, esta vez llevados a cabo de noche y por ladrones profesionales ¿Se hace todo lo posible para evitarlos?
Ese es un tema que nos preocupa mucho y que se deriva de la dispersión que tiene la comunidad. En la parte preventiva hemos firmado un protocolo de colaboración y estamos dando curso para que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado puedan reconocer las piezas y ellos a su vez nos enseñan la mejor manera de evitar que esas piezas puedan ser robadas. La comisión mixta entre Iglesia y Junta de Castilla y León ha llegado a un acuerdo para propiciar la instalación de alarmas y otro tipo de medidas en los templos.
La Catedral de Burgos necesita algunas actuaciones para cerrar el plan director de restauración. ¿Cómo se va a implicar la Junta?
La de Burgos es la catedral de Castilla y León que mejor ha sabido aprovechar su excelencia para avanzar en su restauración. Gracias a esa buena gestión, la intervención está casi completada y solo faltan el claustro alto, las fachadas que dan a Fernán González y algunas zonas de la cubierta. La Junta se ha implicado con una relación fluida con el Cabildo, a pesar de los pequeños desacuerdos puntuales que haya podido haber. Esta colaboración tiene una doble vía, tanto técnica como económica, y se va a ver en la restauración, con motivo del Jacobeo, de las fachadas que faltan. También vamos a colaborar en la restauración de los relieves del trasaltar y, a partir de ahí, vamos a seguir haciendo una labor de intermediación y vamos a avalar los acuerdos a los que el Cabildo está llegando con las cajas de ahorro y otras entidades.
En cuanto al presbiterio, el Cabildo pidió la eliminación para adaptar el culto a la liturgia. ¿Se ha llegado a algún acuerdo?
La decisión la tomamos hace ya mucho tiempo y así se lo transmitimos al Cabildo, otra cosa es que lo quieran entender. Estamos abiertos a estudiar fórmulas que resuelvan la liturgia en cuanto a los fundamentos que ellos quieren poner en marcha pero que, a la vez, los valores patrimoniales que tiene la Catedral no se vean afectados. Hay muchos ojos puestos en la Catedral y eso nos obliga a ser muy cautos.
Una vez descartado el suelo radiante ¿Qué sistema de calefacción se va a instalar en la Catedral?
Nosotros ya nos habíamos opuesto al proyecto de suelo radiante por la afección que suponía para el suelo histórico. Confirmamos nuestra decisión cuando la Unesco la avaló. Pero siempre hemos dicho que no se puede renunciar a que la Catedral tenga un sistema de calefacción. En este sentido estamos estudiando un sistema parecido al de San Nicolás; una climatización controlada como la de un museo. La Catedral es un magnífico museo y como tal hay que tratarla.
El año 2010 es Año Santo y el Camino tiene una importancia vital en la provincia de Burgos ¿Cómo se va a potenciar?
Estamos diseñando la ‘hoja de ruta’ para conservar y gestionar los valores del Camino. Burgos va a participar en un programa de conservación de los hitos, que pretendemos que sea el arranque definitivo del proyecto de San Juan de Ortega. Queremos que esa sea la actuación paradigmática de cómo hay que plantear este tipo de recuperaciones de viejos edificios. Pretendemos la recuperación arquitectónica, pero también de un albergue y de un lugar para que los peregrinos puedan hacer labores de voluntariado. Será como un remanso de reflexión espiritual y personal de tal forma que el edificio se recupere, pero también ayude a profundizar en los valores que constituyen el Camino de Santiago.
Eso está pendiente de un convenio entre Junta, Arzobispado y Caja de Burgos ¿Se ha avanzado algo al respecto?
El borrador está ya perfilado, lo están estudiando las instituciones y esperamos poder firmarlo en breve.
¿Qué labores de voluntariado harían los peregrinos?
Harían las tareas propias de atención a los peregrinos y de los enfermos que estén ingresados en la residencia que se prevé construir. Serían hospitaleros en el amplio sentido de la palabra y completarían el viaje exterior que supone el Camino con una búsqueda interior.
Estamos ya a las puertas de una nueva campaña en Atapuerca ¿Va a aumentar las ayudas la Junta, como suelen reclamar siempre los codirectores?
Hemos hablado de ello hace apenas dos días. En Atapuerca se plantea la búsqueda de una gestión sostenible de un yacimiento complejo. De nada sirve excavar más si no está en función de unos objetivos científicos. En todo caso, en esta época de crisis vamos a intentar que la restricción económica no llegue a Atapuerca.
Por no abandonar los hitos Patrimonio de la Humanidad. ¿Se va a volver a intentar la candidatura de las ignitas?
Sí. No solamente no se va a retomar sino que se ha presentado de nuevo la candidatura ante la Unesco, con la documentación entregada por Portugal que se ha sumado a la iniciativa.
¿Tenemos posibilidades de lograrlo?
Opciones hay, pero es difícil. Existen otros lugares en el mundo donde hay huellas y también han presentado las candidaturas, como Corea o Bolivia. La argumentación científica en la que basamos nuestra propuesta es buscar por qué es exclusiva la gran concentración de huellas que se pueden estudiar en un territorio tan limitado.
¿Cómo marcha el prometido Museo de los Dinosaurios en Salas? ¿Han aceptado ya la parcela cedida por el Ayuntamiento?
Pedimos una parcela y el Ayuntamiento nos ha dicho que no la veía conveniente para este uso. Ahora estamos viendo lo que nos ofrecen y estudiando si se puede utilizar para las necesidades del museo.
La caída de la clave de la bóveda de la iglesia de Covarrubias alertó sobre la necesidad de intervenir allí. ¿Se va a hacer algo más que el mero arreglo de lo estropeado?
La Colegiata de Covarrubias tenía un plan que marcaba una actuación en las cubiertas. Lo que ha ocurrido es que se ha desprendido esa clave porque la acumulación de vegetación en la cubierta ha provocado humedades. Me gustaría dejar claro es que nosotros vamos haciendo las restauraciones, pero no somos fontaneros ni bomberos. En este caso el desprendimiento se ha producido por un fallo de mantenimiento y no podemos perseguir a la Iglesia para que mantenga de manera correcta sus edificios.
Hablaba antes de San Juan de Ortega, donde no llegó a buen puerto la ayuda del 1 por ciento cultural que prometió en Gobierno central. ¿Qué pasó?
Pues que el Ministerio después de llevarlo dos años en sus presupuestos dejó de incluirlo sin previa comunicación. El 1 por ciento cultural es un tema en el que estamos muy descontentos. No hay más que ver las estadísticas de dónde se está invirtiendo. Nosotros queremos pactar un paquete de intervenciones en aquellos bienes que son más próximos a la propia administración central: murallas urbanas, monasterio de Silos... Ello nos permitiría tener un convenio marco.
¿Como son las relaciones con el Ministerio de Cultura?
Al margen de este punto, excelentes, sobre todo tras la llegada de César Antonio Molina.
El convento de Rioseco está en ruinas sin que nadie haga nada al menos por conservarlas. ¿De verdad no existe ninguna forma de sacarlo del actual abandono.
Hay que considerar ahí la situación de los bienes patrimoniales en su conjunto. Esas ruinas tienen su valor patrimonial, pero ni por su estado de conservación ni por su propia constitución puede compararse a otros bienes que tenemos que atender con preferencia. Por eso lo que le hemos dicho al Procurador del Común es que son sus propietarios los que deben arbitrar los medios para conservarlos.
¿No sería mejor cedérselo a una empresa privada antes de que se hunda por completo?
Nosotros estaríamos encantados de ello. Por lo que sé, si al Arzobispado se le presenta una oferta de gestión conveniente no pondrá ninguna pega.